>>Celebran con libro cumpleaños de González de León
Dejar de trabajar significa la muerte
Por Oscar Cid de León (14-Mar-2011).-REFORMA.COM
Teodoro González de León cumple en mayo 85 años. Una edad importante, asegura. Pero ¿quién piensa en el retiro?. "Es odiosa la idea del retiro", señala el arquitecto en entrevista. "Incluso hay jóvenes que ya piensan en el retiro, es increíble. O todas las gentes dedicadas a la banca, siempre pensando en eso. No hay pasión, tal vez. Pero mi profesión es una forma de vida, no un oficio". Luego resuelve: Dejar de trabajar significaría la muerte.
La conversación tiene lugar en su despacho de Amsterdam 63 a propósito de la publicación del libro
Teodoro González de León, Obra reunida
que, bajo el sello de Arquine, compila 50 años de trabajo. 50 años que han pasado volando y que nunca le han pesado. El volumen, casi una biblia de su obra en edición bilingüe y con textos de su autoría, recorre cada uno de sus proyectos. Diversas voces han señalado que sus edificios, entre ellos El Colegio de México y los complejos Torres Arcos Bosques, allí el famoso "Pantalón", o recientemente el MuAC de la UNAM, han modificado de alguna forma el perfil del DF. Él cree que exageran, pues lo que hace es sólo "conversar" con la urbe.
Obra reunida / Collected Works
Teodoro González de León
Textos: William Curtis, Miquel Adriá, Teodoro González de León
28.5 cm x 26.5 cm
464 páginas
2ª edición corregida y aumentada
La publicación permite abarcar una panorámica de su quehacer profesional y de su reflexión sobre la arquitectura a lo largo de seis décadas. Arquitecto, urbanista, pintor y escultor, su trayectoria resulta decisiva en la definición de la arquitectura mexicana de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Esta 2ª edición, corregida y actualizada con sus proyectos más recientes, como el Museo Universitario de Arte Contemporáneo y el conjunto Reforma 222, propone un recorrido exhaustivo y riguroso por sus obras más relevantes.
"La meta de cualquier arquitecto debe ser insertar bien su edificio en la ciudad. La ciudad es una gran obra de arquitectura que hacemos todos, inclusive los no arquitectos. Pero nuestra tarea, como arquitectos ya formados, es poner un ladrillo muy bien puesto en esa gran obra que es la ciudad, que el edificio dialogue con el espacio público, que se meta con él, que lo penetre". Ésa, dice, es la fórmula para "hacer ciudad". La crítica le ha ubicado como un proyectista influenciado por la arquitectura prehispánica. "Y yo creo que sí y no", precisa González de León. "Más bien eso se debe a la labor de los críticos, que etiquetan todo con facilidad, y a veces hasta yo lo he repetido porque me acomoda decir que interpreto el pasado, pero es mentira. No estoy pensando nunca en eso. Y sí lo he dicho, pero confieso que es un error. Lo que dicen los arquitectos hay que tomarlo con mucho cuidado, generalmente no dicen la verdad, inventan sus conceptos". Para definirse echa mano de una palabra: "contemporáneo". "Mi lucha es ésa: las formas contemporáneas. Tuve una época de cierta contaminación de posmodernismo, como cuando hice el Parque Tomás Garrido de Tabasco, donde hay formas que son muecas de cosas históricas, deliberadas, que son citas, pero eso me aburrió pronto, era la moda. Estoy seguro que el movimiento moderno sigue recreándose a sí mismo y dando paso (...) Para mí lo contemporáneo es el manejo de las formas abstractas, la abstracción como manejo inicial del movimiento moderno", apunta quien es reconocido como uno de los arquitectos mexicanos de mayor proyección. González de León es también autor de la remodelación del Auditorio Nacional, junto Abraham Zabludovsky, y del Palacio de Justicia Federal, el Museo Tamayo, el complejo Reforma 222 y de embajadas mexicanas, entre ellas la de Berlín y Brasilia. ¿Ha pensado usted en el Premio Pritzker? Todo el mundo piensa en eso, pero es tonto pensarlo. No puede uno pensar en premios. El mundo es muy ancho y hay millones de gentes que lo merecen. Prefiero no pensar en esas cosas. Si usted busca un premio, se le barrió una liga. González de León, quien trabajó con Le Corbusier, su gran influencia, y en México con Mario Pani y Carlos Obregón Santacilia, dice no tener pendientes, aunque reconoce cierta inquietud al mirar los planes no realizados, como la proyección de una iglesia, por ejemplo. Estuvo cerca de concretar una hace 10 años en los alrededores de Montemorelos, Nuevo León, pero la iniciativa no fructificó. Es un hombre no religioso, pero la idea le entusiasmaba. El libro de Arquine Teodoro González de León, Obra reunida se presenta mañana en el Centro Cultural Bella Época. Comentarán el volumen Alberto Kalach, Miquel Adriá, Fernanda Canales y Alberto Ruy Sánchez. Así lo dijo "No tengo memoria de cuándo comenzó mi interés por la arquitectura, es muy curioso. Realmente soy muy mal autoanalista, pero no me acuerdo de que haya tenido dudas. De repente yo ya estaba en esto". Teodoro González de León Arquitecto