Un lugar de aventura para los niños, refugio y retiro para los adultos, un escondite romántico en medio de la naturaleza. Estas especiales y pequeñas moradas despiertan nuestra curiosidad e imaginación, llevándonos a través del tiempo a recuerdos de nuestra infancia y con ello al deseo de escalar para adentrarnos a través del follaje a un mundo mágico. Para sentirnos encantados otra vez, ser testigos de diferentes sensaciones y sonidos a lo largo de nuestra estancia, entre el paso de los días y las diferentes estaciones. Un lugar para jugar, trabajar sin ser distraído, descansar y soñar…
 Tal vez esta composición no es una casa de árbol real, ya que se encuentra sobre pilotes, pero sus cualidades se asemejan a una. Es muy lejos del suelo entre los árboles, y tiene una vista maravillosa. El conjunto se encuentra en una propiedad con una pendiente pronunciada.  Desde la cima de esta pendiente se puede acceder por una rampa que conduce a una gran terraza. Desde esta posición se obtiene una vista espectacular de la ciudad de Freudenburg y el valle del río principal. Amplia escalera conecta la terraza inferior a una terraza superior, que tiene una cabina redondeada.  Los materiales exteriores se caracterizan por la madera oscura manchada de contraste de los elementos de acero inoxidable. El techo curvado es cubierto con zinc oxidado.  El espacio interior debe su encanto a las aberturas de ancho, que permiten que la luz para jugar en la blanca pared curva, mientras que ofrece una vista panorámica del valle del río. Los muebles y el piso es de madera natural de roble tratada con aceite. El colchón y la banca son almohadillas suaves cubiertas a la luz de lana de fieltro gris. |
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