La diseñadora británica Karen Ryan presenta su más reciente silla “por encargo", un proyecto que comenzó en 2005.
Es éste el boceto de toda una historia de objetos de desecho pero también una historia familiar, una silla reciclada que es producto de componentes de otras sillas.
Esta historia comienza justo con el encuentro de Ryan con la materia prima: objetos ya en desuso, como un televisor descompuesto o sillas deterioradas que fueron halladas en el callejón ubicado detrás de la casa de su abuela. Al darse cuenta de que los muebles de su infancia estaban siendo desechado, Ryan buscó subvertir el ciclo de la cultura de consumo y preservar los recuerdos, incorporados en objetos existentes.
Ryan explica que "hay suficientes sillas producidas en masa en este mundo: Yo colecciono los descartados y no deseados de la calle, las ventas de garaje, bazares, tiendas de segunda mano y tiendas de caridad. Entonces hago "nuevas" sillas con estas sillas. Son ingenuamente construidas intencionalmente para recuperar la aventura de la infancia”.
