Tatou nace como un aparato de iluminación que entrelaza una tipología tradicional en forma de cúpula con un lenguaje de búsqueda sobre su propia superficie, para filtrar y trasparentar la luz que hay en su interior. Los primeros prototipos nacieron en forma de suspensión, pero se convirtieron enseguida en familia.
La búsqueda sobre diferentes dimensiones y situaciones en el ámbito doméstico llegaron de forma natural. El proceso empezó con el intento de encontrar diferentes maneras de reconstruir unas membranas, inspiradas en las armaduras japonesas: un conjunto de hebillas de metal unidas a conciencia a unas cintas con un fuerte valor emocional. Ha habido un proceso de simplificación de las tiras perforadas verticales superpuestas y fijadas mediante remaches. Se ha traducido la búsqueda en un verdadero proceso industrializable, pasando los moldes a inyección. El solapamiento de estas tiras se ha quedado cristalizado en una piel tridimensional, un molde de sección variable y de patrón geométrico.