Autor de una obra contundente, original, mexicana y universal, que abarca más de 50 años, Teodoro González de León ha influido en la cultura y vida misma de esta ciudad, mencionado como precursor del proceso de renovación de Paseo de la Reforma, y de quien la historia de la arquitectura de mediados del siglo XX no puede ser narrada sin mencionar su nombre.
Obras como el Conservatorio de Música del Centro Nacional de las Artes, la Galería Mexicana del Museo Británico (Londres), el edificio del Fondo de Cultura Económica de la Ciudad de México, el Auditorio Nacional, el Corporativo Arcos Bosques, el Museo Tamayo, las embajadas de México en Berlín, Belice y Guatemala, su propia casa, el edificio Universitario de Capacitación en Morelia y el Reforma 222, entre otros, tienen el sello de su creación.
En la Sala Manuel M. Ponce, emblemática para la cultura en nuestro país desde la creación de este edificio, el Palacio de Bellas Artes, se llevó a cabo el Homenaje al Arq. Teodoro González de León como reconocimiento por su vasta trayectoria, creatividad, talento y aptitudes de quien nació con la misión de embellecer al mundo.
Su obra presenta una congruencia casi inédita en la historia que va evolucionando hacia la perfección y que completa tanto conceptos, como materiales.
Al recibir su reconocimiento el Arq. Teodoro González de León, agradeció su presencia a todos sus colaboradores y amigos, así como a su esposa e hija, además la del reconocido Arq. Francisco Serrano, con quien logró diversas obras. “Desde la preparatoria decidí ciegamente ser arquitecto, para mí es una forma de vida, sin reglas”. A pesar de que el proceso creativo es un ejercicio difícil amargo, de prueba y error y donde reiteradamente se confronta con el sitio y el programa.